miércoles, 29 de septiembre de 2010
Sobre la imposibilidad de la argumentación
Las palabras siempre y nunca suenan
A pretensión adolescente, a descaro, a insensatez.
Es terrible saber que uno no puede evitar decirlas
Cuando te piensa o te nombra.
Es mágico saber que poseen la densidad de lo real,
De lo posible, de lo cierto, de lo indiscutible.
Ahora bien, los siempre y los nunca
Unidos a tu nombre y a tu recuerdo
No tienen explicación posible
Son siempres y nuncas intraducibles.
Solo los amantes pueden comprenderlas
Sin más argumentaciones que la certeza
Que nace de los ojos ardientes de quien
Las pronuncia creyendo en ellas.
sábado, 18 de septiembre de 2010
Palabra
/>Al recuperar la palabra recupero esos pequeños detalles
Que de tanto vivir se me olvidan
Como el sol que por mi terraza se derrama
Como el aroma del paraíso florecido de mi vereda
Como la risa de mi hijo cuando ríe
Como el beso de Rodolfo cuando besa
Como la generosidad de Marco cuando comparte.
Pequeños detalles que llenan esos huecos imperceptibles
Que dejan entrever la nada en la que suelo perderme.
Como el agua fresca que bebo tantas veces al día
Como el calor amigo de mis sabanas y almohadas
Como los ojos de Cacho llenos de cariño
Como tantos almuerzos compartidos.
De tanto vivir intensamente y a los golpes
Me olvido de que existen esas marcas de luz
Que son las que me dan respiro.
Una equívoca percepción del cotidiano
Me hace pensar que la vida es la otra, la de afuera
La de la persona publica, la de las calles,
La de amores contrariados y proyectos continuos
La que compra, viste y calza
La que pasea por el parque o va al médico
La que toma jugo de naranja en los bares.
Y mi vida esta tan llena de aquellos pequeños momentos
que le dan consistencia a mi nombre
Esos momentos sin pretensiones y tan míos.
Menos mal que existe la palabra que les devuelve
Lo que mi ambición tantas veces les arrebata.
Que de tanto vivir se me olvidan
Como el sol que por mi terraza se derrama
Como el aroma del paraíso florecido de mi vereda
Como la risa de mi hijo cuando ríe
Como el beso de Rodolfo cuando besa
Como la generosidad de Marco cuando comparte.
Pequeños detalles que llenan esos huecos imperceptibles
Que dejan entrever la nada en la que suelo perderme.
Como el agua fresca que bebo tantas veces al día
Como el calor amigo de mis sabanas y almohadas
Como los ojos de Cacho llenos de cariño
Como tantos almuerzos compartidos.
De tanto vivir intensamente y a los golpes
Me olvido de que existen esas marcas de luz
Que son las que me dan respiro.
Una equívoca percepción del cotidiano
Me hace pensar que la vida es la otra, la de afuera
La de la persona publica, la de las calles,
La de amores contrariados y proyectos continuos
La que compra, viste y calza
La que pasea por el parque o va al médico
La que toma jugo de naranja en los bares.
Y mi vida esta tan llena de aquellos pequeños momentos
que le dan consistencia a mi nombre
Esos momentos sin pretensiones y tan míos.
Menos mal que existe la palabra que les devuelve
Lo que mi ambición tantas veces les arrebata.
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